La simpleza es tan linda que los intelectuales no la comprenden.

Quiero masticar un salero.

Mis pies son icebergs con uñas.

Recién supe que la yerba CBsé se llama así por la acción de cebar.

Sospecho que la verdad sólo es una palabra.

El color blanco no existe en mi casa.

Perpetuaré el nerviosismo si no consigo hacerlo.

Cuando las ideas se relacionan, se reproducen como hámsters.

Extirparía los tímpanos de los que usan los auriculares en oídos invertidos.

En los crematorios, los ceniceros son potenciales ataúdes.

El amor se resume en un suspiro.

Lo bueno de las pesadillas es que no existen.

Los ojos poseen mágicos poderes que sus usuarios desconocen.

Hoy vi a una monja con anteojos de sol azules.

Desde chico sé que San Martín vivió 72 años, 5 meses y 23 días.

La calma se puede conseguir estirando las sábanas.

¿Algún día entenderá el mundo que la mugre es un talismán?

Las lombrices son serpientes que no consumieron calcio.

Los fantasmas son alérgicos a los picaportes.

Obsesionarme con nimiedades es mi especialidad.

En la puerta de mi casa vive un ceibo muerto.

Los tímpanos tendrán que repararse en el futuro.

Las cosas verdes no son comestibles, excepto el kiwi.

No hay nada más vulgar que el glamour.

No existe vocablo más exquisito que empiece con X que Xilofón.

Que una figura geométrica sea parelelepípeda es horrendo.

Hay que saber reconocer a una palabra capicúa.

Una persona sin metáforas es como un desierto sin arena.

Pedir perdón puede ser aberrante o necesario.

Cuando exploten todos los discos rígidos, seremos analfabetos.

Sole dice que no hay que exigirle mucho a las personas mediocres.